domingo, 29 de noviembre de 2020

CONSTANTES VITALES (I): Pulso y Presión arterial.

Las constantes vitales son unos indicadores que dan información sobre el estado de salud de una persona en un momento. Son esenciales en la valoración de un paciente y van a ser un signo de alarma inmediata cuando estén alteradas. Estas son: pulso presión arterial, frecuencia respiratoria, y temperatura.


PULSO.

Su objetivo es valorar la frecuencia y tipo del latido, informar de la función cardiaca y valorar el flujo sanguíneo a una zona periférica del organismo. Hay dos tipos de pulso: central (medido en el ápice del corazón) y periférico (sangre impulsada a las arterias corporales).

Cuando estemos valorando esta constante observaremos las características:

  • Frecuencia: nº de latidos que se producen en 1 minuto. (Adulto=60-80 lpm)
  • Ritmo: pauta con la que se suceden los latidos. Normalmente es regular.
  • Volumen: fuerza/amplitud del pulso refleja el volumen de sangre eyectado contra la pared arterial con cada contracción.
  • Elasticidad: distensión de la pared arterial a la sangre. Normalmente es blanda, recta y lisa.

Con estos valores calcularemos el gasto cardíaco, con la fórmula “frecuencia x volumen” Un ejemplo sería 70 latidos x 70 ml = 4,9 l/min (gasto normal en un adulto)

Para medir el pulso periférico emplearemos dos dedos (nunca el pulgar) y reloj con segundero. Después de hacer higiene, cronometramos 1 minuto y mediremos los latidos que palpamos en una arteria. Registramos los valores en una gráfica empleando el color azul.


PRESIÓN ARTERIAL.

Es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes arteriales. Se mide en milímetros de mercurio (valor normal: 140/80 mmHg); informa sobre el estado cardiovascular. Se registra: 

  • Presión sistólica (máxima).
  • Presión diastólica (mínima).

Se puede medir directamente (cruento), pero lo más normal es emplear un método indirecto. Entre estos distinguimos la medición automatizada y la auscultación (de Korotkoff).

Procedimiento de auscultación de Korotkoff: Escogemos una zona, que normalmente será la arteria braquial del brazo, y colocamos el material:

  • Esfigmomanómetro.
  • Fonendoscopio.

Después de hacer la higiene de manos, indicaremos al paciente que debe permanecer sentado y relajado. Le colocaremos el manguito en el antebrazo y palparemos la arteria que vamos a medir. Cuando la tengamos, colocamos el fonendoscopio en el punto que palpamos y lo mantenemos sujeto con una mano (nunca tocar con el pulgar).

Hacemos primero un llenado rápido del manguito, 20-30 mmHg por encima de lo previsto y vamos vaciando 2 mmHg/segundo mientras valoramos los sonidos auscultados. anotamos el punto del primer ruido escuchado y del último. Estos corresponden con la presión sistólica y diastólica. Se registran ambos en la gráfica con una línea de color verde.

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