miércoles, 18 de noviembre de 2020

TORACOCENTESIS

Momento de la extracción de líquido pleural
en una toracocentesis


Este procedimiento consiste en la realización de una punción en la pared torácica con la finalidad de evacuar líquido o aire contenido en el espacio pleural, cuya presencia se ha comprobado anteriormente mediante la realización de pruebas por imagen (ecografía o radiografía).



Se puede realizar con diferentes finalidades; así, distinguimos:

  • Toracocentesis diagnóstica: en la cual se extrae un pequeño volumen de líquido pleural (en torno a 10-60 ml) para su posterior envío y estudio en anatomía patológica y diagnóstico, en la mayoría de los casos, de derrame pleural.
  • Toracocentesis evacuadora: tiene fines terapéuticos; es decir, se extrae líquido o aire de la cavidad pleural en casos de emergencia donde peligra la supervivencia del paciente o para aliviar el dolor provocado por la disnea en paciente con derrame pleural.

Para la realización de este procedimiento; se colocará al paciente sentado, erguido e inclinado hacia delante, proporcionándole una superficie de apoyo para los brazos (mesa) y así lograr una mayor comodidad durante el procedimiento. 

En caso de no poder movilizar al paciente a una posición sentada, se realizará la prueba en decúbito supino; ante esta situación especial, se recomienda acompañar el procedimiento con la visualización mediante ecografía u otras pruebas de imagen para que sirvan de guía. 

Material necesario:

  • Anestésico local y aguja para su inyección.
  • Antiséptico de aplicación tópica (povidona yodada, entre otros).
  • Campo estéril: guantes, gasas y paño.
  • Jeringa para la extracción del contenido pleural.
  • Llave de tres vías conectada a la jeringa, en caso de que se prevea extraer gran cantidad de líquido.
  • Material de vendaje para la cura posterior.

Procedimiento: 

NOTA: el punto de inserción para la aguja será a la altura de la línea media escapular en el borde superior de la costilla, siempre situándonos un espacio intercostal por debajo del borde superior del derrame (que hemos localizado previamente con las pruebas de imagen).




HEMOCULTIVO Y HEMOCULTIVO DIFERENCIAL

 


Los hemocultivos son un método que analiza y detecta microorganismos en sangre en laboratorio; además de identificarlos y medir su cantidad. Se usa con fines diagnósticos.

Para realizar esta técnica se precisa una muestra de sangre, que es preciso extraer con meticulosidad para mantener la esterilidad y no contaminar la muestra con microorganismos externos. Para extraerla, seguiremos el procedimiento de venopunción y extracción.


Inoculamos la sangre en dos tubos diferentes, uno se usará para el cultivo anaerobio (tapa amarilla) y otro para el cultivo aerobio (tapa azul). En caso de estar haciendo una analítica para más parámetros, los tubos de hemocultivo tendrían la máxima prioridad, siendo los primeros a llenar. La cantidad ideal es de 8-10 ml por frasco en adultos y 1-3 ml en pediátricos.


Si es posible, debe extraerse la muestra cuando el paciente esté pasando por un pico febril; pues es cuando la cantidad de posibles microorganismos estaría al máximo.


El hemocultivo diferencial es una técnica específica que mide la diferencia de tiempo en el crecimiento bacteriano de muestras de sangre periféricas (venopunción) y centrales (catéter central). Esto se hace cuando hay sospechas de infección del catéter central, para comprobar si la presencia de bacterias está realmente provocada por él, o están en todo el organismo.


Para obtener la muestra central utilizaremos la vía proximal del mismo, cortando las infusiones durante el procedimiento si es posible. Aspiramos lentamente (vía sensible), evitando la aparición de burbujas. Se inocula en tubos de hemocultivo.


Cuando tengamos las muestras en ambos medios de transporte, correctamente etiquetadas, se enviará al laboratorio de  microbiología rápidamente. En caso de no poder hacerlo, se mantendrá a temperatura ambiente, nunca refrigerado.


TÉCNICA DE MANTOUX (I): REALIZACIÓN.

La prueba cutánea de la tuberculina, la cual se realiza mediante la técnica de Mantoux, es el método estándar de detección de la tuberculosis pulmonar, principalmente en paciente que han tenido contacto con un caso o que presenten sintomatología clínica compatible con la enfermedad.

Dicha prueba consiste en valorar la hipersensibilidad retardada, tras la administración intradérmica de un concentrado de bacilos de Mycobacterium tuberculosis. Dicha prueba detectará tanto la infección latente como la activa, por lo que no discrimina.

El papel de la enfermería en este punto es muy importante, ya que es la encargada de realizar dicha técnica, por lo que un conocimiento y realización correctos serán clave para obtener un resultado fiable.

Así, la técnica de Mantoux se basa en una intradermorreación y se realizará siguiendo el siguiente procedimiento e indicaciones:

1. Identificar al paciente y asegurarse de que es la persona para la cual está indicada la realización de la prueba. Informar en qué consiste y cómo se le va a realizar, y resolver las posibles dudas que surjan.

2. Escoger el sitio de punción, preferentemente la cara ventral del antebrazo; evitando las zonas de la piel que presenten lesiones, tatuajes, lunares o venas superficiales. Esto último es de vital importancia para evitar la inoculación del concentrado al torrente sanguíneo.

3. Realizar lavado de manos y colocar guantes no estériles.

4. Limpiar la zona de punción y dejar que seque por completo, ya que el uso de antisépticos, si la zona no está seca en su totalidad, pueden variar la resolución de la prueba.

5. En la preparación, se debe agitar el vial previamente, de modo que se evite que queden restos del concretado adheridos a las paredes del mismo, y se cargará la jeringa con 0,1 ml de PPD-RT23 (Derivado Proteico Purificado). Este derivado es el empleado en España, y consistente en un preparado que contiene el concentrado de bacilos y el disolvente Tween 80.

6. Realizar la inoculación de forma intradérmica, con el bisel de la aguja siempre hacia arriba y un ángulo de 10-15º, introduciendo el líquido lentamente. Se comprobará que la administración de forma intradérmica ha sido correcta, ya que se produce la formación de un habón de 5-6 mm de diámetro, que se desvanece en pocos minutos. Si esta pápula no se formase, por lo que la técnica se hubiese realizado de manera errónea, se podría realizar un nuevo intento en un punto próximo al anteriormente inoculado.


7. Desechar el material empleado en sus respectivos contenedores y realizar higiene de manos las manos.

8. Realizar educación sanitaria, indicando al paciente que el picor es un efecto normal, por lo que no debe rascarse, tocar la zona, frotar o aplicar fármacos, como corticoides o antihistamínicos, ya que alterarían el resultado de la prueba. 

Tras la realización de la inoculación, se indicará al paciente volver en 3 días para valorar el resultado. 


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