La prueba cutánea de la tuberculina, la cual se realiza mediante la técnica de Mantoux, es el método estándar de detección de la tuberculosis pulmonar, principalmente en paciente que han tenido contacto con un caso o que presenten sintomatología clínica compatible con la enfermedad.
Dicha prueba consiste en valorar la hipersensibilidad retardada, tras la administración
intradérmica de un concentrado de bacilos de Mycobacterium tuberculosis. Dicha prueba
detectará tanto la infección latente como la activa, por lo que no discrimina.
El papel de la enfermería en este
punto es muy importante, ya que es la encargada de realizar dicha técnica, por
lo que un conocimiento y realización correctos serán clave para obtener un
resultado fiable.
Así, la técnica de Mantoux se basa en una intradermorreación y se realizará siguiendo el siguiente procedimiento e indicaciones:
1. Identificar al paciente y asegurarse de que es la persona para la cual está indicada la realización de la prueba. Informar en qué consiste y cómo se le va a realizar, y resolver las posibles dudas que surjan.
2. Escoger el sitio de punción, preferentemente la cara ventral del antebrazo; evitando las zonas de la piel que presenten lesiones, tatuajes, lunares o venas superficiales. Esto último es de vital importancia para evitar la inoculación del concentrado al torrente sanguíneo.
3. Realizar lavado de manos y colocar guantes no estériles.
4. Limpiar la zona de punción y dejar que seque por completo, ya que el uso de antisépticos, si la zona no está seca en su totalidad, pueden variar la resolución de la prueba.
5. En la preparación, se debe agitar el vial previamente, de modo que se evite que queden restos del concretado adheridos a las paredes del mismo, y se cargará la jeringa con 0,1 ml de PPD-RT23 (Derivado Proteico Purificado). Este derivado es el empleado en España, y consistente en un preparado que contiene el concentrado de bacilos y el disolvente Tween 80.
6. Realizar la inoculación de forma intradérmica, con el bisel de la aguja siempre hacia arriba y un ángulo de 10-15º, introduciendo el líquido lentamente. Se comprobará que la administración de forma intradérmica ha sido correcta, ya que se produce la formación de un habón de 5-6 mm de diámetro, que se desvanece en pocos minutos. Si esta pápula no se formase, por lo que la técnica se hubiese realizado de manera errónea, se podría realizar un nuevo intento en un punto próximo al anteriormente inoculado.
7. Desechar el material empleado en sus respectivos contenedores y realizar higiene de manos las manos.
8. Realizar educación sanitaria, indicando al paciente que el picor es un efecto normal, por lo que no debe rascarse, tocar la zona, frotar o aplicar fármacos, como corticoides o antihistamínicos, ya que alterarían el resultado de la prueba.
Tras la realización de la inoculación, se indicará al paciente volver en 3 días para valorar el resultado.
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